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ALIAS







BOG-COL 2017
una colección de recortes de alias criminales de
︎ Antonio Bermúdez


    ᴛéᴄɴɪᴄᴀ: impresión laser
    ᴅɪᴍᴇɴsɪᴏɴᴇs: 9 ᴄᴍ x 15 ᴄᴍ
    ᴘáɢɪɴᴀs: 800 pgs. en papel bond
    ed. 100u.  
   
ᴘʀᴇᴄɪᴏ: 50 ᴍɪʟ ᴄᴏᴘ.




Este libro exhibe un inabarcable y pintoresco catálogo de los alias criminales que han adornado la historia del conflicto armado en Colombia. Es todos los libros y ninguno a la vez, pues su omisión de un discurso explicativo avala infinitas lecturas e interpretaciones. ALIAS es, en primera medida, la afirmación de que llegado este punto y de una vez por todas convendría empezar a vislumbrar, las tragedias notables y atrocidades sin nombre propias del conflicto, un correlato, un subtexto y una historia paralela de violencia que no tiene lugar en el ámbito del acontecimiento, de la catástrofe y de los oficial, sino en el contexto de lo cotidiano. En otras palabras, el libro postula la posiblilidad de que reparemos ya no únicamente en los eventos atroces y dignos de notas de prensa, sino también en el largo catálogo de nuestras microviolencias, es decir, de aquellas dinámicas imperceptibles del día a día que la antigua violencia ha logrado permear, inscribiendose en nuestro mapa genético cultural como un rasgo distintivo, una parte de nuestro ser colombianos, una violencia abstracta que ha llegado a definirnos en lo más escencial. No obstante la exégesis antedicha, ALIAS también puede ser leído como documento académico, nomenclatura burda del conflicto, etnografía onómastica de la violencia, y acervo probatorio en bruto que exige el otorgamiento de sentido por parte de su intérprete. En tercer lugar, dada la coyuntura y el uso y el abuso de ciertas categorías, el libro tampoco se resiste a ser cocebido como una contribución a la memoria histórica, pues deja escritos para siempre los nombres de los victimarios. Las anteriores son, sin duda, opciones hermenéuticas plausibles. Sin embargo, también es dable asignar al libro una cuarta función, mucho más modesta. Un testimonio de las dimensiones cómicas de la violencia y, por tanto, un acto violento elevado a su segunda potencia, una burla de la tragedia y, en ese sentido, un guiño con visos de revictimización. Finalmente, aunque estos usos están estrictamente reservados a los cínicos, ALIAS es un libro de mesa de centro y también de inodoro, o una agradable lectura para salas de espera, recomendada especialmente a próctologos y dentistas. No ha de olvidarse que, después de todo, entre la proliferación de alias, tan jocosos como infames, no existe sino ruido con apariencia de sentido, el registro exhaustivo de un vacío semántico que podría pasar por coherente y que casi logra simular un mensaje, al que renuncia desde el principio. 
Samuel Baena


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