El espíritu de nuestro trabajo en ᴇʟ ᴄᴀᴊóɴ edit. es la pregunta fundamental sobre el papel de las publicaciones impresas en el periodo histórico que vivimos. La publicación impresa se ha convertido más en un estilo que en un soporte y por ende su escogencia como herramienta de diseño y de comunicación debe ser reflexiva y no automática o caprichosa. Buscamos encontrar un "margen de maniobra" desde lo editorial que nos permita crear un diálogo crítico y autocrítico entre los que publican y los que leen, entre los que producen y los que consumen. Nos gusta hacer publicaciones de artistas y nos interesa la promoción cultural.
¿Por qué hacemos diseño editorial?
La imprenta –y por ende el libro impreso– es uno de los últimos vestigios de la economía mecánica que regía las relaciones de producción y consumo hasta finales del siglo pasado. Pareciera que el sistema de producción necesario para crear un libro impreso afecta de manera inevitable la relación que se establece entre quienes lo crean y quienes lo consumen, no solo en términos económicos sino también políticos; es decir, de poder: en teoría, cualquiera puede producir y consumir un libro digital con conocimientos mínimos, mientras que un libro impreso requiere de inversiones económicas e intelectuales considerables tanto para ser producido como para ser consumido. Nos interesa la pregunta sobre el libro impreso: si es tan evidentemente inferior al libro digital en el cumplimiento de sus tareas esenciales, entonces, ¿a qué se debe la obstinada necesidad de perpetuar su existencia tanto por parte de sus productores como de sus consumidores?
¿Qué entendemos por diseño editorial?
Pensamos que la historia del libro, que es a su vez la historia de la escritura, nos ha demostrado que el libro puede existir bajo diferentes nombres y formas, siempre y cuando cumpla con ciertas características. En la actualidad, el libro impreso no tiene ni puede tener las herramientas necesarias para competir con el libro digital: este último como soporte de la escritura tiene un alcance público que es virtualmente infinito y su conservación es óptima en términos de almacenamiento y deterioro, mientras que puede ser visto en todo tipo de dispositivos sin necesidad de múltiples procesos de producción. El diseño editorial es una conversación o un diálogo, no somos diseñadores de soportes de escritura sino de herramientas de comunicación.